25 de Agosto – hoy hay que terminar la pieza. Aun queda por solucionar el tema del acabado, puesto que yo había pensado en que fuera de color negro por la parte inferior/exterior, pero no ha sido posible encontrar los materiales (pigmentos, tintas, etc.) Esto ha hecho que me decantara por fabricar el pigmento y la pintura yo mismo, con lo disponible aquí. Al final he optado por el temple al huevo (hay huevos en la casa y es una técnica adecuada para la escayola) y como pigmento utilizar carboncillo, que también tienen. Ha sido una experiencia nueva la de fabricar yo mismo la pintura y me ha recordado lo alejados que estamos del origen de los materiales que utilizamos. Esto me ha recordado la cita de Aldo Leopold:

Hay dos peligros espirituales en no tener una granja. Uno es el peligro de suponer que el desayuno procede del colmado, y el otro que el calor procede de la caldera.
Preparando el temple con el pigmento de carboncillo triturado.
Un clásico para consultar la fórmula del temple al huevo.
Al final el resultado del pigmento negro ha sido mejor de lo que esperaba y al quedar completamente mate daba la sensación que era un tronco quemado o algo por el estilo. Y un efecto imprevisto el huevo del temple atraía a las avispas de una manera sorprendente, tanto que en algunos momentos era difícil trabajar puesto que había unas 20 avispas revoloteando alrededor de la pieza… más tarde a las avispas se les han sumado las moscas.
Aplicando el temple al huevo negro.
Aplicando el temple al huevo negro.
Aquí podéis ver el efecto de transpiración de la arcilla, con y sin agua.
El cántaro adaptado que irá enterrado.
Después he procedido a dorar la parte superior para evitar que fuera porosa y absorbiera el agua sobretodo del rocío. El efecto és interesante, aunque el dorado es demasiado brillante ahora, en unos pocos dias pederà ese brillo tan escandaloso y cogerá tonos más naturales… veremos la evolución de la pieza.
Dorando la parte interior en el estudio.
Dorando la parte interior en el estudio.
Dorando la parte interior en el estudio.
Dorando la parte interior en el estudio.
Dorando la parte interior en el estudio.
Curiosamente uno de los nombres que barajaba era el de «curno de la abundancia» y al consultar un libro de setas he encontrado dos coincidencias: la primera es que la seta al final se parece a las llamadas «trompetas de la muerte» sin yo pretenderlo; y la segunda es que la otra denominación de estas setas según el libro de Simon es la de «cuernos de la abundancia», sin yo saberlo… curiosas coincidencias.
Una página del libro de las setas con las "trompetas de la muerte" o "cuernos de la abundancia".
Por la tarde la hemos instalado en el lugar definitivo, un sitio interesante y bastante despoblado de plantas por lo que podremos ver el efecto de la seta en el lugar.
Cubrindo el cántaro.
Colocando la seta.
Colocando la seta.
Terminando la colocación de la seta.